El viaje del héroe es la historia más antigua jamás contada. En todas las épocas surgen historias de superación personal, de esfuerzo, de constancia, de disciplina, de desafío constante.
El Ironman es la prueba más exigente del triatlón. Cruzar la linea de meta produce en el triatleta una suma de emociones, sensaciones y sentimientos. Lanzarse al mar para nadar casi 4 kilómetros, salir abrumado, apurado para subirte a la bicicleta a pedalear durante 180 kilómetros, para terminar corriendo un maratón de 42 kilómetros les parece una locura a la mayoría de las personas, pero la verdadera demencia, enajenación y mucho de excentricidad ocurre durante los meses previos, cuando te preparas específicamente para cumplir con el descomunal reto. Es ese largo viaje, ese trayecto lleno de desafíos, lo que por momentos enajena al triatleta. El evento, si llegas bien preparado, es una fiesta donde acompañado de miles de deportistas tan enajenados como tú… La parte más emocionante de esa celebración, ocurre en la línea de meta, cuando un locutor anuncia, a micrófono abierto, la llegada de cada finalista con una frase que siempre se recibe con orgullo y satisfacción: Humberto Vela …¡ya eres un Ironman!
El último Ironman 
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