Escribo esto el catorce de octubre, casi un mes de las líneas de arriba, tres días después de recibir la confirmación oficial del 70.3 Monterrey 2021, cuatro semanas después de la inscripción, 4 semanas más de entrenamiento, semanas que me están cobrando factura. El martes, un combo en La Huasteca de 70 K de ciclismo y 8 de carrera. Ayer, fueron 10 kilómetros de carrera y 3 de natación. Hoy, bici recreativa en Parque Fundidora, a manera de descanso activo. El fin viene cargado: el viernes, 4.2 K de natación; 18 de carrera el sábado y 125 de bicicleta el domingo. Por momentos siento que la sensación de fatiga me está ganando la partida. No me acordaba que el cansancio producto del entrenamiento me afectaba a otras actividades, como la lectura y la escritura. Realmente no recuerdo si en mis épocas de Ironman batallaba para concentrarme en la lectura de una novela como me está ocurriendo actualmente. En fin, el evento 70.3 Monterrey 2021 está confirmado para el próximo día siete de noviembre y las dudas arrecian y la presión que produce siempre y a casi todos la cercanía a la fecha de un evento como el 70.3 hace mella.
La semana pasada me sentía tan exhausto, que a pesar de la insatisfactoria experiencia que sufrí unas semanas atrás, cuando acudí a una clínica especializada en medicina del deporte que se encuentra a unas cuadras de casa para recibir un supuesto masaje deportivo de recuperación o descarga, terapia que me decepcionó completamente: suave, demasiado suave y breve, que no descargó los músculos y me metió en un brete, pues estaba muy confiado de que en el lugar podría recibir el tratamiento de fisioterapia que tan necesario es para prevenir lesiones y mejorar los tejidos musculares, regresé.
Sí, afortunadamente me animé a volver de nuevo, y digo afortunadamente porque me reconocieron que la terapia recibida no fue la apropiada. Me presentaron con un nuevo fisioterapeuta y !albricias! Encontré lo que requería, en el lugar que necesitaba (a 200 metros del Sport City y a otros tantos de la casa) y a un precio adecuado, por lo que ya tengo programada mi sesión de masaje los lunes, en el mismo lugar y con la misma gente. El masaje de recuperación es parte de cualquier programa serio de entrenamiento, y haberme arrojado a entrenar seis meses sin recibir ninguna sesión terapéutica me estaba complicando las cosas, arriesgándome a una lesión seria, cuanto más sí siempre la terapia ha formado parte de todos mis programas de preparación.
Resuelta ya esa parte tan relevante de mi programa, La duda que más me atosiga en estos días tiene que ver con el descenso recomendado antes de un evento. No lo programé. No tenía contemplado participación alguna en este 2021. No haber planeado el descenso ¿qué tanto afectará? Y es que ante la incertidumbre sobre la confirmación del evento, decidí en su momento continuar el programa tal y como la había planteado en agosto, salvo las pequeñas modificaciones con la distancia de la carrera de los martes y miércoles. Hace un mes pensaba que el 70.3 sería un entrenamiento más dentro del programa de 20 semanas que inicié el 16 de agosto, pero las cosquillas en el estómago indican lo contrario: no lo puedo considerar como un entrenamiento más dentro del programa, es ¡el evento del año! El primero desde 2013, el primero de la década, el acontecimiento que marca mi regreso oficial a las competiciones de triatlón, así que tendré que trabajar para dominar la ansiedad y confiar en que en estos casos, más no es necesariamente menos. A tres semanas, no pienso modificar nada, me sigo como voy.
Otro asunto que atormenta mis pensamientos durante esta semana es el de la edad. He constatado que mi tiempo de recuperación se ha incrementado sensiblemente. Supongo que es a causa de los años sin entrenar y a mis casi 65 años, más que a una planificación mal diseñada. Resulta obvio que la distancia a cubrir en un evento como el 70.3 o la del Ironman es la misma para todos los participantes, sin distingo de sexo y mucho menos aún, de edad; siendo así, la carga de entrenamiento, ya sea en horas o kilómetros, es, teóricamente, la misma para todo aspirante a terminarlo en un tiempo razonable y sin problemas físicos posteriores; dicho lo anterior, la carga debe ser la adecuada para el objetivo que me propuse en Agosto: seguir construyendo una base sólida para afrontar el entrenamiento específico para el Ironman Cozumel 2022 sin inconvenientes, y cuanto más para terminar el 70.3..
Malamente, lo reconozco, reviso programas en Internet, y confirmo que mi programa de entrenamiento, no planeado ni pensado para un 70.3, supera, y por mucho, todos los que he alcanzado a revisar diseñados para esa distancia. Quedé en que no me presionaría, que el que haya aparecido el evento inesperadamente, que reciba la oportunidad para participar en el medio Ironman, lo consideraría como un regalo, un presente, imprevisto, pero recibido con gratitud, sin más obligaciones que terminarlo en buenas condiciones y en un tiempo decoroso. En fin, faltan este fin de semana y dos semanas más bastante pesaditas, así que más me vale dejar de chillar, y concentrarme en el entrenamiento.

Deja una respuesta